Beato Nicolás Charnetsky (1884-1959)

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Nicolás Charnetsky nace el 14 de diciembre de 1884 en la aldea de Semakivka, en la Ucrania occidental, en el seno de una familia de campesinos grande y piadosa. Nicolás es el primero de nueve hijos. Recibe su formación básica en la aldea de Tovmach; ingresa más tarde en el colegio de San Nicolás en Stanislaviv (ahora Ivano-Frankivsk).

Nicolás descubre su vocación al sacerdocio a una edad muy temprana. Siendo muy niño expresa su intención de ser sacerdote. En 1903, el obispo Hryhoriy Khomyshyn lo envía a Roma a estudiar. El 2 de octubre de 1909, durante una breve visita a Ucrania, Charnetskyi se ordena sacerdote. El P. Nicolás regresa de nuevo a Roma para continuar sus estudios consiguiendo el doctorado en teología.

Desde 1910, el P. Charnetsky es profesor de filosofía y teología dogmática en el seminario de Stanislaviv. Es también director espiritual del mismo seminario. Pero en lo más íntimo de su corazón anhela la vida religiosa. En octubre de 1919 entra, pues, en el noviciado de Zboiska, Lviv, y el 16 de octubre de 1920 hace la profesión religiosa como Redentorista.

En 1926, los Redentoristas de la Provincia de Lviv, impulsados por el gran deseo de operar la reconciliación entre los cristianos y de convertir espiritualmente al pueblo abandonado, fundan un centro misionero en Kovel, en la región de Volhyn. Puesto que el Padre Charnetsky es un ardiente misionero, es destinado a aquel centro. Bien pronto se gana el enorme respeto de la población local y hasta del clero ortodoxo. El Padre Nicolás abre un casa y una iglesia en Kovel y se esforzó al máximo por preservar la pureza del rito litúrgico oriental. En 1931, el Papa Pío XI toma nota de la obra extraordinaria del Padre Charnetsky y lo nombra obispo titular de Lebed y Visitador Apostólico de los católicos ucranianos de las regiones de Volhyn y Pidliashsha. Estas regiones se convirtieron en el campo de la actividad del P. Charnetsky durante 14 años, primero como misionero y, después, como obispo.

Como primer obispo redentorista ucraniano, es perseguido desde el principio de su actividad apostólica. Durante la ocupación soviética de Ucrania occidental, en 1939, los Redentoristas son obligados a dejar la región de Volhyn. El obispo Charnetsky se traslada entonces a Lviv, al monasterio redentorista de la calle Zyblykevycha (ahora Ivana Franka).

Cuando se lleva a cabo la reapertura de la Academia Teológica de Lviv, en 1941, el Obispo Nicolás se convierte en profesor de filosofía, psicología y teología moral en dicha Academia. Su ecuanimidad, basada en una fe fuerte e imperturbable, su espíritu de obediencia y de oración, es para los estudiantes un buen motivo para considerarlo un hombre santo. El Obispo Nicolás Charnetsky representa para ellos la imagen del religioso ejemplar y de la persona virtuosa.

En 1944, las tropas soviéticas penetran en Galizia por segunda vez. Da comienzo así la calle de la amargura del obispo Charnetsky. El 11 de abril de 1945 es detenido e ingresado en prisión por la policía secreta soviética en la calle Lonskoho. El obispo sufrirá mucho: interrogatorios en plena noche, crueles palizas y diversas torturas. Más tarde es trasladado a Kiev donde padecerá otro año de sufrimientos mientras es trasladado su caso a los tribunales. El Obispo Nicolás Charnetsky es condenado a diez años de prisión por el crimen de ser un “agente del Vaticano”. Pasa todo este tiempo junto al Arzobispo de la primera ciudad de Mariinsk, en la región de Kemeroc (Siberia), Mons. Yosyf Slipyi, y, más tarde, en algunas otras prisiones.

Según fuentes fidedignas, durante el tiempo de su prisión (desde su detención en Lviv, abril de 1945, hasta su liberación, 1956), el Obispo Charnetsky padece en total 600 horas de torturas e interrogatorios y pasa el tiempo de su prisión en 30 cárceles y campos de concentración distintos. A pesar de todos estos sufrimientos, el obispo logra encontrar siempre una palabra de consuelo para sus compañeros de prisión. Los conforta espiritualmente y los conoce a todos por su nombre. No es de extrañar, por tanto, que el obispo Charnetsky fuera tan popular entre los prisioneros: fue para ellos la única fuente de consuelo en ese tiempo.

El obispo Nicolás Charnetsky transcurre los últimos años como prisionero en un hospital de la cárcel de Mordovia. En 1956, su salud empeora hasta el punto de que los médicos ya no alimentan esperanza alguna de que sobreviva. Han confeccionado ya para el obispo Charnetsky el vestido especial previsto para la sepultura de los prisioneros. Vista su desesperada situación y para evitar ser inculpados de la muerte del obispo, la administración de la prisión decide excarcelarlo y enviarlo a Lviv. Tras su retorno a Lviv en 1956 y habiendo contraído hepatitis y una gran cantidad de otras enfermedades, el obispo Nicolás Charnetsky es hospitalizado enseguida. Todos piensan que morirá de un momento a otro. Pero los planes del Dios son diversos. Decide prolongarle la vida de hombre de fe de cuya actividad tanta necesidad tiene la Iglesia ucraniana. El obispo sana y se traslada a un piso, al n. 7 de la calle Vechirnia, junto al Hermano Klymentiy, C.Ss.R. Allí continúa el Obispo Charnetsky con su apostolado de perseverancia y oración. Dedica la mayor parte de su tiempo a la oración y a la lectura. Quien lo visita durante aquel período testimonia haberlo encontrado a menudo en éxtasis. Durante su permanencia en Lviv, el Obispo Charnetsky permanece fiel a su misión de Buen Pastor y sustenta espiritualmente a sus cohermanos, prepara candidatos al sacerdocio y ordena a más de diez sacerdotes.

Desgraciadamente, la curación “milagrosa” del obispo Charnetsky no dura mucho. El 2 de abril de 1959, el obispo muere en olor de santidad. Sus últimas palabras son un grito dirigido a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Los funerales del obispo tienen lugar el 4 de abril de 1959. La narración de su funeral, guardada en el archivo de la Provincia CSsR de Yorkton (Canadá), acaba con las siguientes palabras: “Todos creemos que llegará el día de su canonización porque fue verdaderamente un obispo santo”.

Todos los que conocieron al obispo Nicolás Charnetsky testimonian unánimemente su santidad. No sorprende, por tanto, que muy poco tiempo después de su muerte gran cantidad de gente se dirigiera a él con sus oraciones. Ante la tumba del obispo, en el cementerio de Lychakiv, es fácil percibir esta impresión de santidad y de poder de intercesión ante Dios. Son muchas las personas que visitan la sepultura del Obispo Charnetsky para encomendarse a él y pedir su intercesión al orar por sus diversas intenciones. Una mujer, a la que le habían amputado el brazo, toma tierra de la tumba del obispo y lo unta sobre el muñón que le queda. Se cura totalmente del mal que le ocasionó el daño. Desde entonces, la gente no cesa de tomar tierra de su tumba como remedio contra las diversas enfermedades.

Tomando nota de los testimonios de la vida de virtud del obispo Nicolás Charnetsky y, sobre todo, de su fortaleza, de su ánimo y de su fidelidad a la Iglesia de Cristo durante el período de su persecución, el proceso de su beatificación comenzó en 1960. El 2 de marzo de 2001 se concluye a nivel de Eparquía y la causa es enviada a la Santa Sede. El 6 de abril de 2001, la comisión teológica reconoce el hecho del martirio del obispo Charnetsky. El 23 de abril es estudiado su martirio por la asamblea de los Cardenales y el 24 de abril de 2001 el Santo Padre Juan Pablo II firma el decreto de beatificación del obispo Nicolás Charnetsky, como beato mártir de la fe cristiana.

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