¿La misericordia como responsabilidad?

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The Good Samaritan, Vincent van Gogh, Public domain, via Wikimedia Commons

(del Blog de la Academia Alfonsiana)
Una meditación sobre un ensayo escrito por Antonio G. Fidalgo CSsR

El análisis del profesor Antonio Fidalgo, que traza un vínculo extremadamente estrecho entre la gracia divina, el acontecimiento de Cristo y la misericordia, puede incluir también el concepto de responsabilidad. La gracia de Dios llega a todo el mundo; ni siquiera su estado caído y lleno de pecado le impide sentirse responsable de ello. Dios, de hecho, no abandona su creación a sí misma, al azar o incluso a los poderes de las tinieblas. Él sigue considerando que su tarea es abrir un camino de salvación para su creación y para su pueblo.

Por supuesto, para Dios este sentido de responsabilidad no se basa en una obligación hacia una autoridad superior, ya que Él mismo es la autoridad suprema. Más bien, su sentido de responsabilidad surge de su amor por la creación. El amor, entendido como un sentimiento de conexión; responsabilidad, como la conciencia de que cuidar a los demás es un deber; y la misericordia, como dedicación amorosa y entrega de sí: todos estos conceptos están estrechamente conectados y se superponen profundamente.

Creo que si queremos fortalecer la misericordia como acción concreta hacia los pobres del mundo y como denuncia de las injusticias de las que son víctimas, debemos sentirnos también responsables hacia ellos. Esto supone considerarlo una tarea que hay que tomar en serio y que nos concierne directamente. No debemos asumir esta responsabilidad sólo porque alguien nos la impone, sino por amor, siguiendo el ejemplo de Dios. Pero ¿qué implica realmente este sentido de responsabilidad?

Creo que sentirse responsable de algo o alguien implica la necesidad de estar bien informado sobre el tema o persona en cuestión. Es importante conocer las fortalezas, debilidades, desafíos, resultados y riesgos, para poder intervenir y evitar daños en caso necesario. En este sentido, creo que la misericordia y la responsabilidad incluyen también la tarea de crear un “mapa de la realidad” lo más detallado posible. Si queremos denunciar las injusticias y defender a los pobres del mundo, entonces debemos analizar cuidadosamente la naturaleza de estas injusticias y la identidad de quienes son víctimas de ellas.

No debemos cometer el error de pensar que los pobres mencionados en la Biblia son los mismos que los de hoy. Con esto quiero decir que, por ejemplo, hoy somos más conscientes de la difícil situación de varios grupos marginados, que reciben poca atención en los textos bíblicos. Además, las formas en que muchas personas se encuentran en dificultades pueden haber cambiado: más allá de la simple caridad, puede que se necesite un apoyo más complejo para mejorar sus vidas a largo plazo.

Me gustaría enfatizar que no se puede dar por sentado que las personas siempre puedan aceptar ayuda. El hecho de que busquen y acepten apoyo, que su situación mejore y que se sientan agradecidos: nada de esto es automático. Sin embargo, la conciencia de esta dificultad no debe disuadirnos de involucrarnos en nuestro mundo, de informarnos y, cuando sea posible, de ponernos del lado de los más débiles. Si el apoyo práctico no es posible o no es aceptado, siempre tenemos la opción de confiar a estas personas a Dios en la oración, recordando que la fuente de todo amor, responsabilidad y misericordia no está en nosotros ni en nuestras capacidades, sino en Dios, que amó tanto al mundo que entregó a su Hijo unigénito.

artículo de Karoline Ihlenfeldt se puede leer en el original inglés en el Blog de la Academia Alfonsiana