«Saludo con alegría a todos los participantes en este encuentro online sobre las Obras Sociales Redentoristas, un momento que constituye una valiosa oportunidad de encuentro, aunque sea virtual, de reflexión y de fortalecimiento de nuestra misión junto a los más vulnerables, que en la tradición redentorista son los más pobres y abandonados». Con estas palabras, el padre Rogério Gomes comenzó su mensaje a los participantes en la reunión online con las Obras Sociales Redentoristas, celebrada el 22 de septiembre.
Destacó que el servicio a la sociedad, destinado a devolver la vida, la justicia y la dignidad a los hermanos y hermanas, es una tarea profundamente misionera. «La bondad no hace distinciones, no calcula ventajas; es desinteresada y gratuita. Es una fuerza que humaniza las relaciones, derriba las barreras del prejuicio y la indiferencia y construye puentes de fraternidad». Así, cada acto de bondad se convierte en participación en el amor redentor de Cristo, testimonio concreto del Evangelio y compromiso con los que sufren.
A la luz del Evangelio y de la doctrina social de la Iglesia, el padre Rogério esbozó una perspectiva integral: las obras sociales redentoristas no solo están llamadas a ofrecer respuestas inmediatas a las necesidades urgentes de los pobres y los abandonados, sino también a actuar de manera profética en la denuncia de las injusticias, en la promoción de políticas públicas inclusivas, en la defensa de los derechos humanos y en la formación de ciudadanos conscientes y solidarios.
Al concluir su intervención, se refirió al Año Jubilar y al año dedicado a la Misión Redentorista: «En este camino jubilar recordamos que la bondad y la belleza, unidas a la esperanza, tienen la capacidad de salvar integralmente a las personas, y las personas transformadas pueden salvar el mundo. Por esta razón, nuestras obras sociales no se limitan a proporcionar asistencia, sino que se convierten en un verdadero anuncio del Evangelio a través de gestos concretos de cuidado, solidaridad y justicia».
En el encuentro participaron unas 50 personas, entre laicos y hermanos procedentes de diferentes partes del mundo. La moderación corrió a cargo del P. Cristian Bueno CSsR, secretario del Secretariado General para la Evangelización. El evento fue una ocasión para el conocimiento y el intercambio, ya que por primera vez se celebró un encuentro específico con las obras sociales redentoristas.
Lea el mensaje del Padre General >>
Algunos ejemplos de obras sociales en diferentes países del mundo
Las obras sociales promovidas por la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas) nacen del corazón de la misión evangelizadora: anunciar la Buena Nueva a los pobres y abandonados. En diferentes continentes, los Redentoristas han puesto en marcha iniciativas sociales que integran la fe y la solidaridad concreta, ofreciendo respuestas a las necesidades más urgentes de las comunidades locales.
África y Madagascar
En Kenia, Nigeria, Madagascar y Sudáfrica, los Redentoristas apoyan proyectos educativos y sanitarios destinados a mejorar la vida de las personas marginadas. Entre las iniciativas cabe destacar la formación profesional y técnica para los jóvenes de las zonas rurales de Kenia. En Madagascar hay clínicas de maternidad y dispensarios médicos que garantizan la asistencia básica.
Brasil
La Vila São Cottolengo, un hospital filantrópico reconocido hoy como Centro Especializado em Reabilitação Física, Auditiva e Intelectual (CER-III), se dedica a acoger y cuidar a personas con discapacidades múltiples y en condiciones de fragilidad social. En Juiz de Fora (MG), el Centro de Asistencia Social Padre Nilton Fagundes Hauck ofrece servicios psicosociales, encuentros socioeducativos y talleres culturales. El Centro Santíssimo Redentor de Aparecida (SP) lleva a cabo una labor similar.
India
En Kerala, el Centro de Asistencia Social Alphonsian ofrece cuidados paliativos móviles gratuitos a más de 170 familias, así como servicios de asesoramiento y asistencia a personas mayores. En Bombay y Nasik, el proyecto I Will Learn proporciona educación no formal a niños de comunidades marginadas, con cursos de inglés, informática y matemáticas. La Viceprovincia de Majella, además, acompaña a los migrantes adivasi con iniciativas culturales y sociales destinadas a reforzar la solidaridad y la identidad comunitaria.
Tailandia
La Sarnelli House, fundada por el padre Michael Shea, C.Ss.R., ofrece acogida y asistencia a niños huérfanos y afectados por el VIH, garantizandoles atención médica, educación y protección. En Pattaya, la Fr. Ray Foundation, creada en 1974 por el misionero redentorista Raymond Brennan, garantiza el apoyo a los niños abandonados, los jóvenes con discapacidad y los menores en dificultades, con el lema: «Nunca rechazamos a un niño necesitado».
México y frontera con EE. UU.
En la frontera de Reynosa (Tamaulipas), los redentoristas trabajan en favor de los migrantes con servicios de acogida, apoyo legal y ayuda material. En San Luis Potosí han creado espacios comunitarios que ofrecen refugio y un entorno seguro para quienes están de viaje.
Europa
En Polonia, a través del Redemptorist Social Services Center, se garantiza ayuda concreta a personas en crisis: asistencia para la vivienda, distribución de alimentos y ropa, apoyo legal y sanitario. En Varsovia, los redentoristas ofrecen espacios de extraescolar y acogida para niños desplazados por la guerra en Ucrania. En España, la ONG «Acoger y Compartir» organiza transportes humanitarios hacia Ucrania, coordinados con la parroquia del Santísimo Redentor de Madrid.
Voluntariado internacional
El Redemptorist Volunteer Ministries (Provincia de St. Clement) ofrece a los jóvenes la posibilidad de dedicar un año de servicio en escuelas, comedores y casas de acogida, favoreciendo una experiencia de crecimiento humano y espiritual.
Estas obras dan testimonio de que el compromiso misionero redentorista no se limita al anuncio de la fe, sino que se traduce en un servicio concreto y cotidiano a favor de quienes viven marginados. La solidaridad se convierte así en una expresión viva del Evangelio, encarnado en las diferentes realidades culturales y sociales del mundo.
Mensaje con ocasión del Encuentro Online con las Obras Sociales Redentoristas
- Saludo con alegría a todos los participantes de este Encuentro Online sobre las Obras Sociales Redentoristas, un momento que constituye una valiosa oportunidad de encuentro, aunque sea virtual, de reflexión y de fortalecimiento de nuestra misión junto a los más vulnerables, que en la tradición redentorista son los más pobres y abandonados. Expreso mi sincera gratitud a los cohermanos y a los profesionales de las diversas áreas que, con dedicación y generosidad, se entregan cada día al servicio de la vida, de la justicia y de la dignidad de nuestros hermanos y hermanas, pues este servicio que ofrecemos a la sociedad es de suma importancia: no se trata simplemente de cumplir un deber social, sino que es una tarea profundamente misionera.Agradezco también, de manera especial, a los traductores y a todos los que colaboraron en la preparación de este encuentro, haciendo de él un espacio de comunión y esperanza en el camino misionero que compartimos.
- En la obra El Idiota hay una célebre frase atribuida a Dostoievski: “La belleza salvará al mundo”. Hoy, más que nunca, esta afirmación resuena con fuerza, pues vivimos en un mundo lleno de belleza, pero al mismo tiempo profundamente desgarrado por la violencia, las guerras, la injusticia y las desigualdades sociales que lo vuelven entristecido y marcado por el sufrimiento. Inspirado por este pensamiento de Dostoievski, creo que en el contexto de las Obras Sociales Redentoristas podemos afirmar: “La bondad salvará al mundo”. Esta frase viene resonando en mi corazón desde hace tiempo, especialmente cuando visité la obra social Sarnelli House, en Nong Khai (Tailandia), en la frontera con Laos, que acoge a niños huérfanos portadores de VIH. Aquellos niños, privados de sus padres, encontraron en nuestro centro una familia, un tratamiento y la posibilidad de vivir con dignidad; y al contemplar aquella realidad comprendí con claridad que, en verdad, la bondad salvará al mundo.
- Pienso entonces en las diferentes obras sociales que llevamos adelante en tantas partes del mundo: las escuelas y hospitales en Madagascar; la Fundación Fr. Ray, con sus diversas áreas de atención social en Tailandia; las iniciativas dedicadas a enfermos de cáncer y las múltiples obras en favor de los migrantes en India; la Villa San Cottolengo; los centros para dependientes químicos y los Centros de Asistencia Social en Brasil; los centros de atención a migrantes y personas sin techo en Norteamérica; los centros para niños en Indonesia; y tantas otras experiencias que he tenido la oportunidad de conocer. Pido disculpas por no poder mencionar todas las obras sociales que existen, y reconozco que incluso habrá algunas que no conozco, pero todas llevan impreso el sello redentorista.
- Estas obras, animadas por los Misioneros Redentoristas junto con colaboradores y bienhechores generosos, salvan vidas y ofrecen dignidad a personas que muchas veces son descartadas por la sociedad. Nosotros las acogemos. Y es precisamente allí donde se revela la verdad de esta convicción: la bondad salvará al mundo.
- La bondad es la disposición interior que nos impulsa a salir al encuentro del otro, reconocerlo como prójimo y tratarlo con la dignidad que le es propia como ser humano. Brota de un corazón abierto al amor y se manifiesta en gestos concretos de acogida, escucha y solidaridad. La bondad no hace distinciones, no calcula ventajas; es desinteresada y gratuita. Es una fuerza que humaniza las relaciones, rompe las barreras del prejuicio y de la indiferencia y construye puentes de fraternidad. En términos bíblicos, el ejemplo por excelencia de la bondad es la parábola del Buen Samaritano (cf. Lc 10,25-37), en la que un hombre, movido por la compasión, se acerca al herido del camino, cura sus heridas y le devuelve la dignidad. ¡La bondad salva y devuelve vida!
- En la carta a los Gálatas, Pablo presenta la bondad como uno de los frutos del Espíritu (cf. Gal 5,22). En la perspectiva cristiana, es reflejo del mismo Dios, que en su Hijo Jesús se hizo cercano a los pobres y abandonados. La bondad manifiesta el corazón divino y, al mismo tiempo, está llamada a florecer en el corazón humano. Así, todo acto de bondad es participación en el amor redentor de Cristo, testimonio concreto del Evangelio y compromiso con quienes sufren. En este sentido, quienes sirven, cohermanos, laicos colaboradores y profesionales, no están simplemente cumpliendo una función laboral remunerada, sino que realizan una misión, viven su vocación de promover la dignidad humana. En otras palabras, creen que la bondad salva al mundo.
- Nuestras obras sociales están en sintonía con las llamadas obras de misericordia, tanto corporales como espirituales. En una perspectiva redentorista, se trata de salvar a la persona de manera integral, como nos recuerda la Constitución Redentorista 5: “La misión encomendada a la Congregación de evangelizar a los pobres comprende la liberación y salvación de toda la persona humana. Los congregados deben proclamar explícitamente el Evangelio, solidarizarse con los pobres y promover sus derechos fundamentales de justicia y de libertad, empleando los medios que sean más conformes con el Evangelio y, a la vez, más eficaces”. En este sentido, las obras sociales redentoristas son una aplicación del Evangelio en la vida concreta de las personas, trayéndolas desde las periferias existenciales hasta el centro de la acogida y del cuidado.
- Toda labor redentorista está llamada a promover los valores sociales inherentes a la dignidad de la persona humana, que favorecen su auténtico desarrollo integral: la verdad, la libertad, la justicia y el amor (cf. Pontificio Consejo Justicia y Paz. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 197). Además de la asistencia concreta que ofrecemos en nuestros centros, es fundamental generar estrategias que despierten una mayor conciencia de la justicia social. El Compendio de la Doctrina Social afirma que “la justicia social es una exigencia vinculada con la cuestión social, que hoy se manifiesta con una dimensión mundial; concierne a los aspectos sociales, políticos y económicos y, sobre todo, a la dimensión estructural de los problemas y las soluciones correspondientes” (n. 201). En este sentido, las obras sociales redentoristas están llamadas no solo a ofrecer respuestas inmediatas a las necesidades urgentes de los pobres y abandonados, sino también a actuar de manera profética en la denuncia de las injusticias, en la promoción de políticas públicas inclusivas, en la defensa de los derechos humanos y en la formación de ciudadanos conscientes y solidarios. Se trata, por tanto, de conjugar la cercanía concreta con los más vulnerables, los más pobres y abandonados, con una visión transformadora de la sociedad, para que, inspirados por el Evangelio y por el carisma redentorista, podamos colaborar en la construcción de un mundo más justo, fraterno y donde la bondad se haga presente.
- Si la bondad salva al mundo, por medio de las obras sociales rescatamos también la belleza. Donde la sociedad descarta, nosotros acogemos con la belleza del abrazo; donde el dolor de la exclusión y de la indiferencia hiere, llevamos la belleza del consuelo; y donde las personas parecen despojadas de su condición humana, las revestimos con las hermosas vestiduras de la dignidad. Así, la bondad y la belleza se unen para salvar al ser humano de la deshumanización y transformar el mundo en un lugar para todos.
- La bondad y la belleza, cuando se viven a la luz del carisma redentorista, revelan el corazón misericordioso del Redentor que se inclina sobre los más pobres y abandonados. En la misión redentorista, la bondad se convierte en presencia concreta de Él en las periferias existenciales, mientras que la belleza se manifiesta en la dignidad restaurada de cada persona que vuelve a sonreír, a creer, a tener esperanza y a vivir. De este modo, nuestras obras sociales no son simples servicios, sino sacramentos de esperanza, signos de la Abundante Redención que abraza la totalidad de la vida humana. Donde la bondad se hace gesto y la belleza se convierte en testimonio, el mundo experimenta aquí y ahora los signos del Reino de Dios que viene para todos.
- Estamos viviendo el Jubileo de la Esperanza, un tiempo de gracia que nos invita a renovar nuestra confianza en Dios y a reafirmar nuestro compromiso con los más pobres y abandonados. En sintonía con el Año dedicado a la Misión, iluminado por el tema: “El Señor que nos envía como misioneros y peregrinos de la Esperanza en un mundo herido”, somos llamados a reconocer que la esperanza es una fuerza que sostiene y da sentido a nuestro actuar misionero. En este camino jubilar recordamos que la bondad y la belleza, unidas a la esperanza, tienen la capacidad de salvar integralmente a las personas, y personas transformadas pueden salvar al mundo. Por eso, nuestras obras sociales no se limitan a brindar asistencia, sino que se convierten en un verdadero anuncio del Evangelio a través de gestos concretos de cuidado, solidaridad y justicia, mostrando que la Abundante Redención sigue viva y transformadora, y que es capaz de hacer del mundo un lugar de convivencia para todos, sin exclusión social, política, sexual, cultural ni religiosa. ¡Somos misioneros de la esperanza!
- Queridos cohermanos, laicos y todos los profesionales que colaboran con la misión redentorista en nuestras obras sociales, sigan haciendo el mundo más bello a través de la bondad que nace del Evangelio y de la ética del cuidado del otro. El Señor nos llama a no desanimarnos frente a las dificultades, sino a perseverar con esperanza, porque cada gesto de acogida, de servicio y de compasión es un signo vivo de la Copiosa Redención. Mantengámonos firmes en este compromiso, seguros de que esta bondad y esta belleza son dones que el Señor nos confía para ponerlos plenamente a su servicio.
- Que María, Madre de la Caridad, junto con nuestros santos, beatos y mártires, nos anime e inspire en esta misión de servir, por medio de nuestras obras sociales, a quienes son marginados y olvidados por la sociedad. Que nunca nos falte el valor de recordar y testimoniar que la bondad y la belleza, enraizadas en el Evangelio, tienen el poder de salvar al mundo.
P. Rogério Gomes, C.Ss.R
Superior General
Roma, 22 de septiembre de 2025
Original: español




