El Jubileo de la Vida Consagrada se inauguró oficialmente el 8 de octubre de 2025 en Roma, reuniendo a más de 16.000 consagrados y consagradas de casi 100 países. Organizado por el Dicasterio para la Evangelización y el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada, el evento comenzó con una peregrinación por la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, símbolo de un camino de gracia, renovación y unidad.
La jornada incluyó oración, cantos y el Sacramento de la Reconciliación, seguida de una Vigilia de Oración en la Basílica de San Pedro, presidida por el Cardenal Ángel Fernández Artime, SDB, con el tema «Peregrinos de la Esperanza por los Caminos de la Paz».
La vigilia se desarrolló en tres momentos de reflexión y testimonio:
- “Cristo, nuestra paz, fuente de esperanza” – Meditaciones sobre una esperanza frágil pero perdurable, con una reflexión que conecta el sufrimiento de los refugiados con la compasión universal.
- “Llamados a ser constructores de paz” – Énfasis en la paciencia y los actos diarios de amor que sustentan la esperanza en medio del desánimo.
- “¡…y peregrinos de esperanza!” – Un llamado a ver la misión como una forma de ser, no solo de hacer, a través de vidas entregadas libremente al servicio.
Otros testimonios destacaron la esperanza en medio del dolor, especialmente en Oriente Medio. En su homilía, el cardenal Fernández Artime encomendó la vida consagrada a María, presentándola como la imagen viva de la fe en movimiento, llevando esperanza, encuentro y paz dondequiera que va.
La vigilia concluyó con una oración silenciosa e intercesión por la paz mundial, con los participantes uniéndose al himno “Peregrinos de esperanza”, expresando la firme convicción de que la esperanza es lo que impulsa a la Iglesia a seguir adelante.
El segundo día, los consagrados pertenecientes a diversas congregaciones, monasterios e instituciones se reunieron en la Plaza de San Pedro para la Eucaristía inaugural, presidida por el Papa León XIV.
Durante la Misa del Jubileo de la Vida Consagrada en Roma, el Papa León XIV instó a miles de religiosos y religiosas a encarnar las Bienaventuranzas —ser pobres, mansos, misericordiosos, puros de corazón y hambrientos de santidad— y a vivir como testigos de los bienes venideros.
Centrando su homilía en el versículo evangélico «Pedid, buscad, llamad» (Lc 11,9), el Papa reflexionó sobre estas tres actitudes clave de la vida consagrada:
- Pedir: reconocer la propia pobreza y que todo es don de Dios.
- Buscar: abrirse en obediencia a la llamada diaria de Dios a la santidad.
- Llamar: ofrecer los propios dones desinteresadamente con amor y servicio a los demás.
El Papa recordó a las personas consagradas que sus votos las convierten en un “signo profético”: personas que se abandonan como niños en los brazos del Padre. Enfatizó que para ellas, “el Señor lo es todo”: el Creador, el amor que llama y la fuerza que inspira.
Finalmente, el Papa León instó a todas las personas consagradas a vivir estas tres acciones con la mirada puesta en la eternidad, convirtiéndose en testigos vivos del primado de Dios y signos de la vida eterna venidera, como afirma la Lumen Gentium del Vaticano II.
ST/ Scala News
El evento:
https://www.vitaconsacrata.va/es/eventi/iubilaeum2025/agenda-degli-eventi.html
Homilía del Santo Padre, Jueves, 9 de octubre de 2025:
