Indonesia: Los jóvenes interpretan la Pasión Musical de Nuestro Señor Jesucristo

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Una historia de amor en escena

La mañana del viernes 11 de abril de 2025, el complejo parroquial de San Luis Gonzaga en Cijantung bullía de actividad. Uno a uno, los jóvenes fueron llegando, no para la misa ni para el ensayo del coro, sino para algo verdaderamente especial: la representación de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo.

Llegaron con una mezcla de emoción y entusiasmo. Tras más de cuatro meses de intensos ensayos, este era el momento que todos habían estado esperando. La función no estaba programada para el fin de semana ni para el Viernes Santo, sino para el viernes anterior a la Semana Santa. Esta decisión deliberada se tomó para que la música brillara y para ofrecer a los fieles un momento de reflexión antes de entrar en la semana más sagrada de la fe católica.

La mayoría de los artistas eran estudiantes de secundaria que incluso habían solicitado permiso a la escuela para dedicarse por completo a la función ese día. Su preparación no era solo física, sino también espiritual. Dos noches antes del espectáculo, el miércoles por la noche, todo el elenco se reunió para un servicio de oración dirigido por el padre Willy, un momento tranquilo y emotivo para unir sus corazones antes de subir al escenario.

Al caer la noche, la congregación comenzó a llegar. La Iglesia Parroquial de Algonz se llenó poco a poco. El aforo de 700 asientos pronto fue ocupado por quienes ansiaban presenciar no solo un espectáculo, sino una proclamación de fe a través del arte.

Músicos, cantantes y actores estaban listos. Antes de que se corriera el telón, oraron juntos y recibieron la bendición del párroco, el P. Roby Ndajang. En sus palabras, el P. Roby expresó su profundo agradecimiento a los jóvenes que habían tomado esta notable iniciativa. “Que esta función se convierta en un camino para que los jóvenes y los fieles profundicen su fe”, dijo.

Luego, las luces se atenuaron. La música llenó el aire. La oración, el movimiento y el canto se fundieron para dar vida a la Pasión de Cristo en el escenario. Durante noventa minutos, el ambiente de la iglesia se transformó en un espacio sagrado para la reflexión. Cada escena, cada letra, cada gesto, sumergía al público en el misterio del amor de Dios. No eran solo espectadores, sino participantes de una historia de amor eterna.

Tras bambalinas, una figura clave fue el director Bonaventura Damanik, conocido cariñosamente como Beben. Bajo su guía, la narrativa se fue tejiendo y cada actor encontró su papel y su voz.

Al final de la función, el P. Willy subió al escenario para dirigir la oración de clausura y la bendición final. Antes de dar por terminada la noche, ofreció una reflexión:

“Lo que presenciamos esta noche es más que una función. Es una proclamación de fe: una historia de amor viva, transmitida a través de la música, las palabras y el movimiento. Cristo no solo está presente en el escenario, sino también en nuestra vida diaria. Salgamos con corazones encendidos por su amor y vivamos como verdaderos testigos del amor en el mundo”.

Esa noche, el musical llegó a su fin, pero la historia no. Todos los asistentes se llevaron algo a casa: lágrimas, esperanza o un renovado llamado a seguir a Cristo más de cerca.

Y en eso, el drama realmente sigue vivo.

Felicitaciones.

Copiosa Apud Eum Redemptio

P. Willy Ng Pala, CSsR.