(John J. Studzinski, periodista de “AMERICA, the Jesuit Magazine”, escribe sobre el trabajo de las hermanas OSR en Manila, Filipinas. A continuación algunos extractos del artículo seguidos del enlace para leer el artículo completo)
“Era una tarde húmeda y eléctrica, como cualquier otra en Manila. Nuestro pequeño equipo estaba agachado en la parte trasera de una vieja furgoneta, conducida a una parte de la ciudad conocida por sus hoteles de lujo y sus burdeles. Es un destino para muchas jóvenes desesperadas (y algunos hombres) que buscan vender sus cuerpos con la esperanza de construir una vida mejor para ellos y sus familias “.
“Estábamos con tres hermanas redentoristas, que nos habían permitido observar cómo hacían su pastoral con las prostitutas. Durante al menos 20 años, habían ido a los distritos de luz roja para ofrecer su ayuda. Fuimos detrás de ellas, mientras las hermanas con sus sencillas túnicas azules pasaron junto a dos guardias que vigilaban un burdel. Cuando llegamos, un grupo de hermosas mujeres filipinas con ropas de vivos colores corrieron hacia sus hermanas, abrazándolas como hermanos perdidos por un largo tiempo. Fuimos a una sala donde las hermanas estarían menos inclinadas a distraerse del negocio de burdeles, y observamos que la comunión era compartida. ”
( “El lector escéptico podría cuestionar el valor de pasar tiempo con las mujeres explotadas en un burdel. Pero cada abolicionista en la vanguardia Sé que insiste en la importancia de crear una relación de confianza con las víctimas y sobrevivientes. Este tipo de iniciativas abren el camino a una serie de otros servicios ofrecidos por la iglesia, incluyendo refugios, programas de rehabilitación, la sensibilización, defensa y otros trabajos de prevención. Muchos de estos proyectos están poco desarrollados y la mayoría no reciben fondos fuera de sus congregaciones , donde los recursos son escasos. El potencial total de la Iglesia como fuerza contra la explotación está lejos de realizarse. “[…]
“Con demasiada frecuencia se supone que los religiosos continuarán haciendo este trabajo, en contra de las posibilidades y con poco apoyo. Reciben una palmada en la cabeza, pero rara vez se ven como un elemento importante en la mesa o digno de recursos serios. Estamos constantemente escuchando a las hermanas y otras personas que quieren expandir el alcance de sus proyectos invaluables, pero que necesitan que su trabajo esté más habilitado “.
“Tenemos la oportunidad de poner las cosas en orden: asumir el compromiso de elevar el perfil de los valientes miembros de nuestra comunidad católica que se comprometen a acompañar en primera línea y ayudar a la comunidad internacional a apreciar el trabajo que prioriza las necesidades del individuo sobre las demandas de financiamiento comunitario. Tratamos de aprovechar estas oportunidades para que podamos darnos cuenta del potencial fenomenal de nuestra iglesia para hacer la historia de la esclavitud […]
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