Formación permanente de los miembros del gobierno general

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Como fruto de las conclusiones del XXVI Capítulo General de la C.Ss.R, el Consejo General ha querido asumir los retos que el Capítulo le planteó.

Los miembros del Consejo general pretenden acompañar a cada una de las unidades de la Congregación siendo hermanos de todos sus miembros, como la Iglesia quiere que sea, cuando ha llamado a activar la dinámica de la fraternidad, sin descuidar la responsabilidad que genera el gobierno. Este es uno de los grandes dones que el Papa Francisco está avivando en la Iglesia: la práctica del discernimiento comunitario, como modo de animar y gobernar que brota de la profunda convicción de ser hermanos, de ser llamados a la comunión, de haber recibido el mismo Espíritu en el Bautismo, convertidos en miembros del mismo cuerpo, un cuerpo misionero.

Para llevar adelante este propósito, el Gobierno General tuvo su formación permanente los días lunes 22 y martes 23 de enero, esta formación hace parte de la agenda proyectada en el plan de formación constante y permanente de cada uno de los miembros de este Gobierno a lo largo del sexenio que acaba de iniciar.

Se realizó un taller sobre aspectos canónicos, jurídicos y legales, el cual estuvo orientado por el P. José Carlos Linhares, Procurador general, con un enfoque sobre la vida consagrada y sobre las nuevas orientaciones en este tema, las que el Papa Francisco ha propuesto a la Iglesia y a la vida consagrada en relación con el compromiso y la salvaguarda de una vida moral en todos los aspectos y sobre todas las cuestiones ligadas al cuidado de las personas que forman parte de la misión confiada a los religiosos y sacerdotes, lo mismo que las situaciones que en el ejercicio del trabajo del Gobierno general deben analizar, asumir y decidir.

De esta manera, los miembros del Consejo General se hacen conscientes del llamado que la Iglesia y la Congregación les han encomendado, razón por la cual han querido dar importancia a la reestructuración y a la renovación de la Congregación y al servicio a los interlocutores en las diferentes unidades y comunidades de la Congregación.

El Espíritu Santo ayude a la Congregación y a los miembros del Consejo general a crecer en la plenitud de su consagración, de modo que logren ser signos y portadores siempre creíbles del amor de Dios para la Iglesia y para todos los congregados, como misioneros de la esperanza tras las huellas del Redentor.

Scala News.

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