La Morada: Donde Dios nos Reconstruye a Diario
“En Él también ustedes son edificados para morada de Dios en el Espíritu.” — Efesios 2:22
Relato de la renovación del Noviciado Interprovincial San Gerardo Majella de la Conferencia de Asia Oceanía
Permanecer en la morada de Dios es más que consolidar cimientos sólidos; se trata de cuidar los espacios donde la formación se profundiza, donde se vive la comunidad y donde la presencia de Dios se encuentra en silencio, servicio y fraternidad.
En el Noviciado Interprovincial San Gerardo Majella de la Conferencia de Asia Oceanía, en febrero de 2025 se inició un importante proyecto de renovación para responder al desgaste natural del tiempo y a las necesidades cambiantes de nuestra creciente comunidad formativa. Se vivieron historias, pero el tiempo dejó su huella, y así comenzamos la cuidadosa labor de renovación de la casa que ha servido a generaciones de novicios redentoristas.

La renovación se centra en espacios comunitarios y espirituales vitales: la capilla, la sala común, la sala de coloquios, la biblioteca/sala de conferencias y el techo del edificio. Además de la pintura y algunas reparaciones, el proyecto busca no solo la renovación estructural, sino también la renovación espiritual.
En el centro de este esfuerzo se encuentra la capilla, el corazón del noviciado. Es aquí donde nuestros días comienzan y terminan en oración. Al restaurar su serenidad y sacralidad, nos guía la verdad de que con Dios, el constructor, cada obra se convierte en gracia. La renovación de la capilla es una señal de nuestro deseo de que la oración siga siendo el fundamento de nuestra vida comunitaria.
Vea el breve video sobre el Noviciado Interprovincial.
Otros espacios, como la sala común, donde se arraigan la risa y la fraternidad; la sala de coloquios, donde la formación se profundiza a través del diálogo y la reflexión; y la biblioteca/sala de conferencias, un espacio para el estudio y el encuentro con la sabiduría de la Iglesia, también se están renovando con cariño. Se reparan los techos y se iluminan los espacios, no solo con color, sino con propósito.
En todo esto, vemos cómo nuestra casa se renueva, cómo nuestro hogar puede acoger. La alegría continúa, el amor se comparte y la gracia se reconstruye silenciosamente. A medida que avanzamos, recordamos las palabras de 1 Pedro 2:5: “Y como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual…”.
De hecho, esta renovación es más que un proyecto de construcción: es una expresión viva de nuestra misión, nuestra formación y nuestro llamado a ser casas espirituales donde Dios pueda morar.
Este esfuerzo continúa gracias a la generosidad de nuestros benefactores, el apoyo de nuestros cohermanos y la providencia de Dios. Que este noviciado renovado siga siendo un lugar donde los futuros Redentoristas se formen en la alegría, la fe, la esperanza y el amor, siempre dispuestos a servir a los más abandonados y a predicar el Evangelio de nuevo.
P. Brian Espejo, CSsR.
Maestro de Novicios