INMACULADA CONCEPCIÓN, CARTA DEL SUPERIOR GENERAL

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Roma, 8 de diciembre de 2015

Solemnidad de la Inmaculada Concepción

Patrona de la Congregación

Queridos cohermanos, hermanas, laicos asociados y amigos,

“En el Señor se encuentra la misericordia y la redención en abundancia” – estas son palabras de nuestro lema que se encuentra en el salmo 129. Celebramos la fiesta de nuestra patrona y el Papa Francisco abre la Puerta Santa para inaugurar el Año del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, es bueno recordar que este salmo y nuestro lema nos presentan la misericordia y la redención como un misterio en el corazón de nuestra vocación misionera.

Hoy también se recuerda el 50º aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II. Recordamos las palabras del Papa San Juan XXIII: “Ahora la Esposa de Cristo desea usar la medicina de la misericordia, en vez de usar las armas de la severidad”. Llamados a recordar las enseñanzas del Papa San Juan Pablo II, el Papa Francisco nos recuerda que la misericordia es el verdadero fundamento de la vida de la Iglesia. Nada en su predicación y testimonio puede carecer de misericordia (MV 10). Yo los animo a leer y estudiar una vez más la Bulla de Indicción de este Jubileo Misericordiae Vultus.

Como Misioneros Redentoristas, este Jubileo Extraordinario de la Misericordia toca el corazón de nuestro carisma de proclamar el mensaje de la abundante Redención a los más abandonados y especialmente a los pobres. Somos misioneros de la misericordia, misericordia que toca y transforma toda la persona humana. En comunión con el Papa Francisco, estamos llamados a ir al encuentro de cada persona, sin excepción.

Hoy celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción – este gran misterio nos muestra que la misericordia de Dios no conoce límites, sino busca siempre modos creativos para sanar la naturaleza humana y recrear hombres y mujeres a imagen y semejanza de Dios. Esta visión liberadora y sanadora de la misericordia es fuente de vida y de ternura, que María experimentó desde el primer momento de su concepción. Ya que nuestros pensamientos se dirigen a María, madre de la misericordia, podemos descubrir nuevamente en ella la alegría, la ternura de Dios y la misericordia sin límites de la Redención que abraza a todos, sin excepción.

Comprometámonos durante este Jubileo Extraordinario a renovar nuestro llamado como misioneros de la misericordia encargados de llevar la Buena Noticia de la Abundante Redención. Que el inicio del año jubilar con la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia nos acoja a todos. Que María y toda la Iglesia nos acompañen.

Su hermano en el Redentor,

Michael Brehl, C.Ss.R.

Superior General

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