P. Michael: “Gracias por la generosa respuesta y solidaridad con el pueblo ucraniano.”

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Queridos hermanos, hermanas, asociados y amigos,

Todos somos muy conscientes de la trágica guerra que se desarrolla en Ucrania esta semana. Junto con toda la Iglesia, participamos en el ayuno y la oración por la paz el Miércoles de Ceniza. De toda Europa y de toda la Congregación, nos llega la noticia que muchos de ustedes se están solidarizando con el pueblo de Ucrania a través de donaciones de dinero y suministros esenciales. Gracias por su generosa respuesta al llamamiento de la Congregación y de la Provincia de Lviv en Ucrania.

Varios millones de familias ya han sido desplazadas de sus hogares en Ucrania, y la mayoría de ellas permanecen en otras partes del país sin lugar a donde ir. El bombardeo en curso sigue amenazando a familias, hospitales, escuelas y otras instituciones. Nuestros cohermanos, hermanas y parroquias se están tratando de hacer lo posible para ayudarlos en sus necesidades.

Más de un millón de refugiados ya han huido de Ucrania a los países vecinos. Informes y estimaciones recientes anuncian que este número seguirá creciendo, provocando una gran crisis humanitaria en toda Europa. Estamos especialmente agradecidos a nuestros cohermanos, hermanas y socios laicos en los países vecinos que están ayudando directamente a los refugiados en este momento.

Los cohermanos y el pueblo de Polonia, Eslovaquia y la República Checa están haciendo lo que pueden, con la ayuda y el apoyo de tantos otros en todo el mundo y en toda la Congregación. A medida que esta crisis crezca y se profundice, es probable que todos los países europeos, y más allá, sean invitados a responder con refugio y asistencia al creciente número de refugiados desplazados y sin hogar. Junto con nuestra gente, seremos desafiados a abrir nuestros corazones y nuestras puertas en acogida y apoyo. ¡Con gratitud y esperanza, rezamos también por todos aquellos que están respondiendo con tanta generosidad y acogida!

Que Dios fortalezca a todos los que sufren la violencia y la guerra. ¡Que el Espíritu Santo abra los corazones de todos los líderes al diálogo ya la paz!

Michael Brehl, C.Ss.R.
Superior General

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