Del 28 al 30 de marzo se ha celebrado en Roma el Jubileo de los Misioneros de la Misericordia. Somos actualmente más de 1.200 los sacerdotes instituidos por el Papa Francisco como Misioneros de la Misericordia, de los que unos 400 hemos acudido al Jubileo venidos de todo el mundo.
Hemos participado una docena de Redentoristas que trabajamos en Italia, Ucrania, Lituania, Eslovaquia, Chequia, Polonia, Portugal y España.
De nuestra Provincia de Europa Sur somos Misioneros de la Misericordia los PP. Pietro, Sergio, Ganni y Laureano en Italia, el P. Miguel en España y el P. Pedro en Portugal aunque en esta ocasión no pudo acudir al Jubileo.
Muchos de nosotros venimos encontrándonos desde el 2016, cuando en el anterior año Jubilar fuimos enviados por el Papa para ejercer este nuevo ministerio que poco a poco va consolidándose en la Iglesia.
Fue por propio deseo del Papa Francisco que los pecados reservados a la Santa Sede pudieran ser perdonados por los Misioneros de la Misericordia como signo de que Dios perdona todo, a todos y siempre. Así lo manifestó en la bula ‘Misericordiae vultus’ y más recientemente en ‘Spes non confundit’ con la que convocó el Año Jubilar de la Esperanza.
El encuentro estuvo presido por Mons. Rino Fisichela quien está al frente del Dicasterio de Evangelización, y que actuaba en nombre del Papa Francisco. Los Misioneros de la Misericordia recibimos formación espiritual y jurídica, impartidas por nuestro cohermanos redentorista el obispo Alfonso Amarante, rector de la Universidad Lateranense quien desde la figura del doctor de la Iglesia y patrono de los confesores, San Alfonso Mª de Ligorio nos dio claves para ejercer el ministerio: vivir el sacramento no como un “duelo” sino como un “dueto” siendo “padre, médico, doctor y juez” para quienes vienen a recibir el sacramento.
la parte correspondiente al derecho la impartió el sacerdote D. Michael Fiorentino, jefe de la oficina del Dicasterio.
También pudimos celebrar las 24 Horas con el Señor donde nos acercamos a recibir el sacramento de la reconciliación en la iglesia de San Andrés del Valle para dejarnos cubrir por el manto de la misericordia y experimentar la gracia y la alegría del perdón de Dios.
Otro momento destacable fue la propia peregrinación por vía Conciliazione hasta atravesar la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro.
Posteriormente en lugar de la recepción prevista por el Papa Francisco, rezamos el Santo Rosario en los jardines vaticanos, muy cerca del Santo Padre y oramos por su pronta recuperación. Allí escuchamos el mensaje que el Papa escribió días antes desde el hospital y que resaltaba lo siguiente:
“Con su servicio dan testimonio del rostro paterno de Dios, infinitamente grande en el amor. (…) La conversión y el perdón son las dos caricias con las que el Señor enjuga cada lágrima de nuestros ojos. (…) Estén atentos al escuchar, prontos al acoger y constantes al acompañar a aquellos que desean renovar su vida y volver al Señor. El perdón del Señor es fuente de esperanza, porque siempre podemos contar con Él, en cualquier situación. ¡Dios se hizo hombre para revelar al mundo que nunca nos abandona!”
Con estas palabras en el corazón volvemos de vivir el Jubileo: escuchar, acoger y acompañar pues Dios no abandona nunca.
P. Miguel Castro Castro, CSsR
Misionero de la Misericordia en España