Los Redentoristas reunidos en la IV Asamblea de la Conferencia de América Latina y El Caribe, hemos publicado un comunicado sobre Venezuela que aquí reproducimos completo.
SOLIDARIDAD CON VENEZUELA
“Felices los que trabajan por la Paz, porque serán
Llamados hijos de Dios”. Mt. 5,9
- Los Misioneros Redentoristas, reunidos en la Conferencia de América Latina y el Caribe (Marianella – Colombia), en un ambiente de oración y reflexión, tratamos de responder de manera creativa al proceso de restructuración para vivir nuestra vocación misionera con esperanza y fidelidad.
“He visto la aflicción de mi pueblo…he escuchado su clamor…estoy consciente de sus sufrimientos”. Ex 3,7
- Como misioneros redentoristas no podemos cerrar los ojos ni los oídos, frente a lo que ocurre en Venezuela. Vemos con dolor el sufrimiento de tantos hermanos (as) ante la desmesurada violencia gubernamental. Nos preocupan las extremas medidas de presión social en las que muchas personas ponen en riesgo su propia integridad y su misma vida. Este prolongado conflicto está ocasionando heridas que serán difíciles de curar. Queridos hermanos: Su sufrimiento no nos es indiferente.
- Nuestra vocación profética nos lleva denunciar la intolerancia, el uso de la violencia, el enfrentamiento entre hermanos, la imposición a través de la fuerza, el miedo, la persecución y las detenciones: contrarios a la dignidad de toda persona y al ejercicio de sus derechos fundamentales.
- Esta espiral de violencia está acrecentando el dolor y el sufrimiento de este pueblo y no contribuye a la solución de ningún problema. Además, constituye un grave atentado a la vida, don sagrado de Dios.
“Testigos del Redentor, solidarios para la misión en un mundo herido.” (Lema del XXV Capítulo General)
- Animados por la fuerza del Redentor, vencedor de la muerte y del pecado, expresamos nuestra solidaridad con nuestros cohermanos Redentoristas, con los Obispos, Sacerdotes, Religiosos (as) y cada uno de ustedes. Les alentamos a continuar cerca de su pueblo herido, guiándolo, acompañándolo, como testigos de Dios que camina con nosotros.
- También hacemos un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a ser constructores de la vida y la esperanza, a trabajar juntos para construir un País, en donde se promueva una auténtica paz con justicia social.
- A quienes gobiernan les recordamos que nadie tiene el derecho de arrogarse todos los poderes, por mucha legitimidad que manifiesten. Los principios de independencia, separación, coordinación y cooperación son fundamentales para la pervivencia de la democracia, de los derechos constitucionales y del bien común.
“No hagan nada por rivalidad, ni por vanagloria, sino con humildad, considerando cada cual a los demás como superiores a si mismos, buscando cada cual no su propio interés, sino el de los demás” Fil 2,3-5
- Jesucristo, quien pasó su vida haciendo el bien y por amor entregó su vida por la vida de los demás, nos dé a todos la capacidad de defender y cuidar la vida, de reconocernos hermanos e hijos del Padre, “creados a su imagen y semejanza de Dios” Gn 1,26. La primacía de la dignidad humana está por encima de las ideologías.
- Que el Dios de la vida y de la historia, ilumine a responsables políticos, sociales y cívicos a tener el coraje de abandonar intereses mezquinos, ideologizados, partidarios o sectarios en la búsqueda de soluciones concretas, inclusivas y urgentes, que devuelvan a todos la esperanza de que otro “País es posible”.
Les encomendamos a nuestra Madre del Perpetuo Socorro. Que ella nos sostenga siempre en la urgente tarea de construir la vida plena y abundante para todos.