Una Espiritualidad Ecológica para nuestro mundo herido

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La Abundante Redención

Cultivando una Espiritualidad Ecológica Para la Sanación de nuestro mundo herido

Dentro de la espiritualidad redentorista, la Copiosa Redemtio es un concepto que nos remite a la Vida Abundante cuya fuente está en Dios-Padre-Creador y que se derrama a través de Jesús, el Redentor. Los redentoristas nos sentimos enviados a pregonar esta vida abundante mientras nos esforzamos por testimoniarla con nuestro estilo de vida.

“Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia” son las palabras de Jesús en el evangelio de Juan (10, 10b) que van mucho más allá de la promesa de una abundancia material, prestigio, poder o bienestar. Ciertamente, puede incluir estos elementos, pero la oferta de vida sobreabundante del Redentor va mucho más allá y no se centra exclusivamente en el ser humano. La actual crisis ecológica nos ayuda a ver, como dice el Papa Francisco, que “todo está conectado” (LS 34) y que la vida en nuestro planeta Tierra depende de la vida del planeta Tierra.  Esta parece ser una distinción muy sutil, pero que es muy real al mismo tiempo. Así, la copiosa Redención de Cristo, tiene como destinatario a la especie humana en su interdependencia de las demás especies vivientes.

Nuestra teología y nuestra estructura mental han sido antropocéntricas, es decir, se ha articulado la mayor parte de las veces, poniendo al ser humano como centro receptor de la Redención, excluyendo o dando poca importancia al resto del mundo creado. Es por eso que el Tiempo de la Creación representa una valiosa oportunidad para reflexionar, orar y profundizar la manera como comprendemos, acogemos y anunciamos la copiosa redención de Cristo, la vida sobreabundante que se manifiesta de manera maravillosa en el mundo Creado.

Las consecuencias del pecado, la antítesis de le Redención Copiosa, se pueden ver hoy en la degradación de la vida humana, generalmente la de los más pobres, pero también en la pérdida de especies hermanas y sus hábitats. La creación grita mientras los bosques arden, los hielos árticos se derriten, la tierra se aridece y los ríos se contaminan o pierden su caudal. Se trata de un pecado que se anida en el corazón humano y que, alimentado por la ambición y la codicia, exige cada vez más a un planeta que es frágil y limitado.

Nuestra interconexión con todo el mundo creado implica que todas las formas de vida interactúan con tal grado de dependencia que lo que afecta a una no puede no afectar a otra. Profundizar en esta idea nos ayuda a comprender la observación del papa Francisco al inicia de la pandemia: “todos estamos en la misma barca” porque nuestra salvación se da en comunión junto a toda la creación. Todos somos miembros del mismo tejido de la vida que, según un único plan de redención, solo puede encontrar vida abundante en Cristo, el camino, la verdad y la vida. 

Los Redentoristas, dentro del ámbito de la celebración de nuestro XXVI Capítulo General estamos invitados a escuchar la voz de la Creación, y a reimaginar nuestro carisma a la luz de esta espiritualidad emergente, la espiritualidad de la ecología integral propuesta por el Papa Francisco.

Secretariado General para la Evangelización

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