Covid 19 cinco años después: una prueba de resiliencia y solidaridad

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Os extrañamos y rezamos por ustedes. Mensaje conmovedor publicado en Internet por los redentoristas de la iglesia del Santo Redentor de Bangkok (Foto de archivo, abril de 2020).

Para no olvidar a los muertos, la oración, el renacimiento, la acción conjunta realizada para superar una crisis que ha dejado su huella en la historia de todos los países del mundo, en Italia celebramos cada 18 de marzo el Día Nacional de las víctimas del Covid-19. La fecha elegida es la de 2020 cuando camiones militares cargados de ataúdes recorrieron algunas calles de la ciudad de Bérgamo mostrando al mundo el inicio de la pandemia de COVID-19. Solo en Italia fueron más de 196 mil víctimas por coronavirus y aproximadamente el 45% de la población ha sido infectada desde 2020 hasta hoy, según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Hace 5 años exactamente

En diciembre de 2019 apareció una enfermedad pulmonar en Wuhan, China. En poco tiempo el “coronavirus” se propagó de continente a continente. El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de COVID-19. No fue necesario declarar que el virus provocaba una enfermedad mortal. En Europa, Italia fue duramente afectada al punto que el 18 de marzo 2020 las imágenes de camiones militares transportando muertos desde Bérgamo a otras ciudades dieron la vuelta al mundo dejando ver la grave situación. Lombardia llegó a tener 300 muertos en un solo día.

Nuestra congregación también vivió esa experienza fuerte del aislarse de todo y de todos, pero al mismo tiempo que veía vacías las iglesias, las escuelas y los centros de pastoral, reaccionó para buscar el modo como llegar a los más abandonados. Efectivamente, en todas las casas redentoristas se activó inmediatamente una comunicación via internet para coordinar y desarrollar actividades que nunca antes se pensaron de modo virtual. Una prueba de esto lo podemos ver en nuestro sito web que nunca dejó de informar lo que vivian y sufrían nuestras comunidades:
En India, uno de los países más golpeados por el COVID, se descubrió que cuanto más aumentaban los contagiados, más aumentaba la solidariedad de las comunidades y los centros de asistencia.
En Haití, solo los redentoristas continuaron a ayudar a los podres que ya antes no tenían ni para comer.
En Estados Unidos y Australia se descubrió que los fieles que frecuentaban nuestras iglesias, ahora se conectaban por las redes sociales para seguir las celebraciones y rezar juntos.
En Irlanda, a pesar de que las iglesias estaban cerradas, los redentoristas lograban llegar a mucha más gente que nunca. Desde menos de mil visitas por día antes del bloqueo, la transmisión en vivo del Mont St Alphonsus en Limerick aumentó a más de 7000 visitas por día. El domingo de la Divina Misericordia (19 de abril de 2020), por ejemplo, más de 12,000 visitantes sintonizaron las liturgias del Monte San Alfonso, un verdaero récord.
En Africa, la pandemia de coronavirus (COVID-19), pasó de ser un virus extraño y noticias extrañas de tierras extrañas a ser el enemigo que vive en las calles.
Desde muchos más lugares del mundo podemos recoger testimonios del esfuerzo de los redentoristas ante este nuevo e inesperado reto. Incluso desde los monasterios de clausura, nuestra religiosas redentoristas han podido “enseñar” a rezar a mucha gente que se había alejado del Redentor.
En la curia general se creo un Blog “Enfrentar al Covid-19 con solidaridad y esperanza” (Facing the Covid-19 with solidarity and hope) para colaborar con nuestros cohermanos en su difícil tarea de acompañar a los más necesitados. Pero es necesario también recordar que esta pandemia se llevó a varios cohermanos que vivían el carisma alfonsiano en todas sus dimensiones. Entre otra noticias tristes tenemos que recordar que el primer sacerdote que muere en Perú por COVID fue un redentorista: padre Guillermo Ramirez Livia, y luego muchos más nos dejarán en otros países.

Todos “estamos en la misma barca,” es la imagen que ha utilizado el Papa Francisco y que expresó muy bien lo que vivimos en aquél momento. Ante esto, recordamos el espíritu del último Capítulo General de los redentoristas, con la invitación a promover la solidaridad por el bien de todos. Una solidaridad que se empieza a concretar con la conciencia de esta interconectividad e interdependencia, a nivel individual o de nación. 

Un recuerdo triste sí, pero lleno de esperanza por todo lo que hemos aprendido a hacer a favor de nuestra congregación. Un esfuerzo grande será la realización del XXVI Capítulo General, sea en su preparación que en la misma celebración. Reconocemos también cómo la pandemia cambió el apostolado de la tradicional misión popular o itinerante de los redentoristas: Uno de los apostolados más afectados fue la misión popular redentorista, que se basa en el contacto cercano con las comunidades. Los equipos misioneros tuvieron que adaptarse rápidamente, trasladando gran parte de su labor al ámbito digital. Efectivamente éste fue de los últimos apostolados de retomar una relativa normalidad, debido a las restricciones de pandemia.

Hoy, agradeciendo a Dios y a los santos redentoristas, después de cinco años podemos continuar a vivir el carisma alfonsiano con mayor experiencia ante uno de los desafíos más grandes de nuestra historia moderna.

Scala News