El venezolano que supo integrar la ciencia con lo espiritual

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No encontré un venezolano aquí en el Vaticano, sea en la plaza o en la audiencia privada, que en la mitad de la conversación hasta al fin dijera y ¿Cuándo es la Beatificación de Gregorio? Lo llevaban en el alma”[1] (Papa Francisco)

Es un gran júbilo para la Iglesia de Venezuela y sin duda alguna para nuestra congregación del Santísimo Redentor en estas tierras Venezolanas, ya que lo que se había pedido al Señor, lo vemos hecho realidad, nuestro compatriota José Gregorio Hernández es declarado beato por nuestra Iglesia. Pero, ¿Quién es José Gregorio Hernández Cisneros?

En un pequeño pueblo andino del Estado Trujillo, Isnotú, abrió los ojos al mundo el niño José Gregorio Hernández. Bajo la unión de la pareja Benigno Hernández y Josefa Antonia Cisneros. Una familia muy sencilla, pero también bastante cercano al encuentro de Dios. Siempre obtuvo una educación en valores, cristianismo y sobre todo de virtudes necesarias para su vida como ser humano. Como estudiante, nunca se conformó con lo mínimo, siempre apuntaba a lo más grandes, mejores ideales y grandes propósitos que lo ayudarán a ser un gran profesional, soñó con ser un gran abogado, sin embargo, luego de una reflexión personal vio en la medicina un camino para ayudar y forjar grandes propósitos dentro de su comunidad y zonas aledañas. Fue enviado a Caracas a estudiar Medicina en la Universidad Central de Venezuela, con grandes calificaciones y desempeño, obtuvo la titulación, al culminar cumplió lo prometido, volvió a su pueblo natal, para atender gratuitamente a la población que requería de atención médica.

Un tiempo después fue llamado con motivo de una beca que obtuvo para estudiar en Francia, eso lo hizo llegar a profundizar y especializarse en Microscopía, Bacteriología, Histología y Fisiología Experimental; no solo quiso llenar su mente de contenidos, sino que, cuando regresa a su país (Venezuela) trajo consigo muchas herramientas para la medicina venezolana, entre ellos el perfeccionamiento del microscopio y la fundación de grandes laboratorios experimentales. Pero su vida no solo fue dedicada a la ciencia, sino también al acompañamiento y atención a los más vulnerables. Ocurrió un caso que cuando visitaba a un enfermo para atenderlo, y sabía que no tenía dinero para comprar las medicinas, nuestro beato le dejaba el dinero necesario para adquirirlas, su atención no solo era de calidad sino gratuita, no buscó enriquecerse con su profesión, sino que tenía en cuenta los beneficios que hacía a la población vulnerable de ese tiempo. Desde ese tiempo se le tiene respeto, y en la actualidad es catalogado como un gran intercesor ante Dios, si se le es invocado con todo el corazón[2].

En una entrevista el Superior General de los Jesuitas el P. Arturo Sosa, narra que “José Gregorio Hernández integra una excelente formación científica en su experiencia espiritual que lo lleva a ponerse al servicio de quien lo necesite, con especial predilección por quienes no se lo pueden retribuir”[3]

Fue un incansable buscador de su vocación, por eso en ambas ocasiones pide ingresar a la vida religiosa, en un primer momento como monje de la cartuja, luego en el seminario como sacerdote. Pero en ambas ocasiones debe retirarse por problemas de salud, es ahí cuando regresa a su país. Fue un episodio magnífico para demostrar que el servicio no solo se emplea desde la vida consagrada, sino también desde el laicado. Sus acciones y opción por los pobres lo llevaron a tener gran vitalidad para el servicio y la entrega generosa al abandonado y desposeído.

¿Cosas de Dios? Cuenta la leyenda que este gran hombre había ofrecido su vida para que reinara la paz y se acabara la primera guerra mundial. El 28 de junio de1919, cincuenta países firman el tratado de Versalles[4], para poner fin al conflicto Bélico. En Venezuela, no se sabe con exactitud la cantidad de carros que existían para esa fecha (1919), lo que se tiene certeza es que el Dr. José Gregorio Hernández venía de atender a un paciente pobre, cuando en la parroquia “La Pastora” de Caracas, fue atropellado y posteriormente, cae gravemente herido. Al llegar al hospital muere, el 29 de junio de 1919, con esa idea de haber encontrado por hecho la firma de ese gran acuerdo[5].

Tras la muerte de este gran venezolano, son muchas las personas que se han acogido a sus oraciones y a sus plegarias ante Dios, muchos pidiendo sanación espiritual y física, otros suplican su compañía en estudios de medicina o simplemente acogerse a sus intenciones. Para los devotos de este gran cristiano, no se mira distinción social y política, sino que se percibe principalmente la unidad de una nación y la consecución de un fin común, hacer que sus oraciones lleguen a la divinidad. Han sido muchos momentos de dificultad en su proceso: En primer lugar, saber quién asumiría la causa, al final la asumió la arquidiócesis de Caracas; luego realizar todos los pasos que requiere la santa sede para abrir el proceso, se realizó satisfactoriamente ese asunto; pero algo que muchas veces hizo frenar todo el trámite, y no es secreto, es la tergiversación de su devoción con grupos sectarios; como la santería y la brujería, que manchaban su imagen cristiana. Al trascurrir este caminar, muchas de las cosas fueron subsanadas y 72 años después tenemos la tan anhelada beatificación del “medico de los pobres”.

Hoy, la Venezuela en la que se da esta beatificación, no es muy distinta a la que lo vio caminar, del consultorio a las aulas y de los hogares a la academia. El ambiente en el que fallece nuestro médico de los pobres, era muy similar al de la actualidad, poca inversión en materia de salud, hospitales con poca capacidad para cubrir las demandas, universidades cerradas por órdenes políticas , el paludismo y la tuberculosis estaban a la orden del día, era una Venezuela sumida en una crisis silente. En el presente, se puede vislumbrar un éxodo masivo de tantos devotos, y una situación social, política y económica, que hacen de su país natal un espacio desolador físicamente, calles solitarias y cada vez más templos cerrados, cuestionan la expectativa tan avivada de su beatificación. Era impensable una situación de este tipo hace 34 años, cuando el papa Juan Pablo II lo declaró “venerable”.

Sin embargo, la muerte del Dr. José Gregorio Hernández se da un momento difícil para este país caribeño. Pero luego, lo que siguió para Venezuela fue un gran progreso, gracias a la explotación petrolera y los graves avances institucionales y científicos, hasta el punto de ser el país que vio nacer el bisturí de diamante (1954) y el crecimiento de la Iglesia fue progresivo en este tiempo. La beatificación del venerable siervo de Dios, también se da en medio de una pandemia mundial y una crisis política e institucional. Pero esto no debe ser motivo de tristeza, por el contrario, es un claro mensaje de esperanza y alegría.

El hecho de que la beatificación de un gran médico, se de en medio de esta pandemia de la Covid – 19, es una luz en medio de tanta tiniebla. Quizás muchos no comprenden la acción del Espíritu Santo en medio de todo este acontecimiento, pero es una clara invitación a acercarnos a nuestro Señor. Como en el pasado, el beato José Gregorio Hernández será el inicio de un tiempo de gracia y paz, que es precedido por este gran momento. Finalmente, si tanto fue la espera de este pueblo, para poder vivir este momento, es porque se dio en el tiempo que más lo necesitaban, no perdamos nuestra esperanza, este hecho histórico nos debe introducir a un cambio en nuestra vida, es momento de gozarnos, de buscar a Dios en esta coyuntura, a mirar este ejemplo de vida e imitar sus virtudes en bien de los más necesitados de este mundo herido.       

Desde la Congregación del Santísimo Redentor (Misioneros Redentoristas) en Venezuela, hemos esperado con mucho optimismo esta gran noticia, llevando desde nuestras casas, esta esperanza, que significa la elevación a los altares de nuestro doctor, que al igual que San Alfonso, se dedicó a los más pobres. Tenemos un país herido por las indiferencias, necesitado de testigos que asuman muchas de las virtudes que caracterizaron a nuestro nuevo beato, y así construyamos un nuevo país, que crezca en amor a nuestro Redentor. Unidos con María, madre de Coromoto, y guiados por nuestras beatas, María, Candelaria y Carmen, alcanzaremos la patria que tanto anhelamos, este es el inicio de la gracia que llega para nuestra amada Venezuela.

Novicio Redentorista Jhonny W. Vargas; Postulante Redentorista Dixon D. Álvarez (Viceprovincia de Caracas)


[1] Mensaje del Papa Francisco con motivo de la Beatificación de José Gregorio Hernández 29 de Abril de 2021

[2] Cfr. Cacua Prada, A. (1987). José Gregorio Hernández. Venerable Siervo De Dios. Médico Y Santo. Bogotá: Planeta S.A.

[3] Recuperado 05 de mayo de 2021 https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53116833

[4] Cfr. Recuperado 05 de mayo de 2021 https://www.dipublico.org/1729/tratado-de-paz-de-versalles-1919-en-espanol/

[5] Cfr. Recuperado 05 de mayo de 2021 https://elucabista.com/2020/01/17/diez-datos-que-hay-que-saber-sobre-jose-gregorio-hernandez/

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