‘Hacer una familia es la certeza de planificar el viaje juntos’, Padre Sabatino Majorano

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El papel insustituible de la familia en tiempos de pandemia, el proyecto de una “Pastoral de la Familia”, el valor de la educación de los hijos, son los puntos explorados por el padre Sabatino Majorano en el encuentro online celebrado el 13 de mayo para debatir con los laicos (Giovanna Corsale, diócesis de Alife-Caiazzo)

La Exhortación Apostólica Amoris Laetitia del Papa Francisco fue el leitmotiv del encuentro de reflexión con los laicos, dirigido por el padre Sabatino Majorano y celebrado en streaming el 13 de mayo. A las familias y a las personas vinculadas, el padre Majorano les ilustró sobre los puntos esenciales del contenido de Amoris Laetitia relativos al valor de la familia, su función de “pilar de la sociedad”, especialmente en tiempos de incertidumbre como los actuales, deteniéndose finalmente en el deber de “preocuparse por la educación de los hijos”.

El Padre Majorano a los laicos

La lectura de la familia que se desprende de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia y que el Padre Sabatino Majorano sugiere no es “una elaboración estándar, sino que es el camino realizado junto a muchas familias para crecer en respuesta al amor que Dios les ha dado”. El Año Especial, que el Papa Francisco inició el 19 de marzo, es un año dedicado a la oración y a la reflexión sobre y para la familia, una iniciativa propuesta por el Pontífice para conmemorar los cinco años de la publicación de la Exhortación, pero sobre todo una invitación a “hacerse cargo de la nueva situación que la pandemia ha creado en cada contexto familiar.”

La época de crisis e incertidumbre que ha revelado el Covid no ha hecho más que corroborar el papel de la familia en la sociedad, su carácter insustituible y su capacidad para “suplir las carencias de las estructuras sanitarias“, a pesar de estar fuertemente marcada por la pandemia. La familia es un símbolo de resistencia y sacrificio, doblegado por las muchas dificultades que la emergencia ha determinado y que se concentran en un “sentimiento de aprensión sobre el futuro”, que atenaza a jóvenes, adultos y ancianos. Pero es precisamente a la luz de un marco sociológico y relacional comprometido por el Virus que deben aplicarse las sugerencias presentes en Amoris Laetitia, una verdadera “hoja de ruta para que la comunidad cristiana” se deje llevar por la experiencia del Evangelio de la familia como “alegría que llena el corazón”.

Pero familia también significa “compromiso en sociedad”, el compromiso de dar testimonio de “lo hermoso que es tener una familia”, especialmente a los jóvenes, que hoy en día están demasiado desanimados y a veces asustados por la idea de construir algo juntos. Este discurso es precursor del papel de la familia dentro de la realidad eclesial, ampliando el horizonte de la pastoral a “los cónyuges, los niños, los jóvenes, los ancianos, las situaciones de fragilidad familiar”. Es una propuesta valiente, pero, subraya el padre Majorano, “es una propuesta que tiene en cuenta la escucha y el diálogo” y la imagen de alegría que transmite la familia”, porque “refleja la mirada de Cristo”.

La elección de formar la propia familia no es la respuesta a un deber, “no es un modelo a aplicar, sino que es la certeza de poder proyectar el camino poniendo en valor toda la riqueza de nuestras personalidades“, es la apertura “a la mirada de Cristo, escuchando la realidad en sus luces y en sus sombras”. El amor entre los esposos es el signo tangible de la caridad cristiana que realizan en el amor absoluto y mutuo, un amor que genera “fecundidad, es decir, crear vida en el otro que camina conmigo”, es la capacidad de comprender cuando “Dios nos llama a ser cooperadores de la vida junto a él”.

En la perspectiva de una Pastoral Familiar, se inserta la educación de los hijos: los padres tienen la tarea de cuidar la formación de sus hijos, a través de un camino que se debe implementar “repitiendo cada día el gesto de amor de Jesús” y con sugerencias prácticas.

(clarusonline.it)