Misa de inicio del pontificado del Papa León XIV

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Foto: Jaime C. Patias

Entre cantos alegres, banderas ondeantes y un espíritu de unidad, más de 200.000 peregrinos se reunieron en la Plaza de San Pedro el domingo 18 de mayo para asistir a la misa inaugural del Papa León XIV, que marcó oficialmente el inicio de su pontificado. Rodeado de líderes mundiales, dignatarios y representantes de confesiones cristianas, el nuevo Pontífice abrazó su ministerio petrino con humildad y determinación espiritual.

La Santa Misa del 18 de mayo inauguró oficialmente el encargo del Papa León XIV como Obispo de Roma y líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo. La celebración, rica en simbolismo litúrgico, subrayó la continuidad con las tradiciones de la Iglesia primitiva, en particular a través de la entrega del palio y del anillo del pescador. El palio, tejido con lana de cordero, simboliza el papel del Papa como el Buen Pastor, que lleva las cargas de su rebaño con compasión y amor. El Anillo del Pescador, signo del legado del apóstol Pedro, fue colocado en el dedo del Papa León XIV, para representar su nueva misión como “pescador de hombres” al servicio de Cristo.

Foto: Jaime C. Patias

Presidiendo la liturgia, el Papa León XIV pronunció una homilía llena de profundidad espiritual y de esperanza, ofreciendo orientación para el camino futuro de la Iglesia. En un momento conmovedor, comenzó con tristeza y esperanza al hablar de la muerte del Papa Francisco: «La muerte del Papa Francisco nos llenó el corazón de tristeza. En esas horas difíciles, nos sentimos como las multitudes que el Evangelio describe como «ovejas sin pastor» (Mt 9,36)». Luego, el Domingo de Pascua, recibimos su bendición final y, a la luz de la resurrección, vivimos los días siguientes con la certeza de que el Señor nunca abandona a su pueblo…».

El Pontífice expresó su sorpresa por su elección como el 267º Papa, cuando afirmó: «Fui elegido, sin ningún mérito, y ahora, con temor y temblor, vengo a vosotros como un hermano, que quiere ser servidor de vuestra fe y de vuestra alegría, caminando con vosotros por el camino del amor de Dios, porque Él quiere que todos estemos unidos en una sola familia».

Destacando la unidad entre los cristianos y la solidaridad con los marginados, el Papa añadió: «Con la luz y la fuerza del Espíritu Santo, construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios, signo de unidad, una Iglesia misionera que abra los brazos al mundo, anuncie la Palabra, se deje «conmocionar» por la historia y se convierta en fermento de concordia para la humanidad».

Su mensaje resonó más allá de los confines de la plaza, llegando a millones de personas a través de transmisiones globales y recibiendo elogios por su sencillez, inclusión y visión de una Iglesia renovada en la compasión y la misión.

A la ceremonia asistieron numerosos líderes internacionales y jefes de Estado, lo que subrayó la importancia mundial de la instalación papal. Representantes ecuménicos de las comunidades ortodoxa, anglicana, protestante y cristiana oriental ofrecieron gestos de apoyo y diálogo fraternal, marcando una señal de esperanza para la unidad cristiana.

Que Dios, en su abundante misericordia, bendiga a Su Santidad el Papa León XIV, guiándolo con sabiduría, coraje y humildad para pastorear la Iglesia universal en la verdad y el amor.

P. Sanjay Tirkey, CSsR.
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